martes, 23 de febrero de 2010

La Guerra del Líbano



Tras el Septiembre Negro de 1970, miles de guerrilleros palestinos son expulsados de Jordania y la OLP decide establecer sus bases en el Líbano, desde donde comenzaron a realizar incursiones en territorio israelí para provocar atentados, manteniendo enfrentamientos directos con las fuerzas israelíes a lo largo de la frontera sur del Líbano. En marzo de 1978, después de que un comando palestino causase la muerte de 35 civiles israelíes a bordo de un autobús, el gobierno de Menahem Begin ordena a tres brigadas del Tsahal que invadiesen unos 1000 kilómetros cuadrados del sur del Líbano, hasta el río Litani, con el objetivo de acabar con las bases de los fedayín. Antes de retirarse, tres meses después, Israel establece una "zona de seguridad" de 10 kilómetros de ancho y población cristiano-maronita y la deja en manos de la milicia aliada Ejército del Líbano Libre (después Ejército del Sur del Líbano). A su vez, la ONU despliega una fuerza de interposición (UNIFIL) entre la "zona de seguridad" y el río Litani con la misión de velar por la desmilitarización del área. Entre 1979 y 1981, la comunidad cristiana, a través de las Falanges libanesas, establece una alianza estratégica con Israel, una vez rota la que mantenían con Siria hasta entonces.

En junio de 1982 junto al recrudecimiento de los incidentes armados en la frontera o dentro de Israel, se produce un atentado del grupo palestino de Abu Nidal contra el embajador israelí en Londres. Eso proporciona el pretexto que esperaba Israel para invadir el Líbano, en una operación de grandes proporciones que denominará "Operación Paz para Galilea". Tres días después del atentado, el 6 de junio, un impresionante despliegue del Tsahal formado por casi 100.000 soldados (equivalente a ocho divisiones) y 1.500 tanques, apoyados por la aviación y la marina, supera la "zona de seguridad" y las fuerzas de la UNIFIL y profundizan en territorio libanés. Aunque la idea declarada por el entonces ministro de Defensa, Ariel Sharón, era no superar 40 kilómetros, las fuerzas del Tsahal llegan hasta la periferia de Beirut y la carretera que la une con Damasco. Los palestinos ofrecen una resistencia muy desigual, y Siria, que en un primer momento trata de esquivar el ataque, ante la progresión israelí se ve obligada a presentar batalla frontal, con 30.000 soldados y 400 tanques de refuerzo. Israel destruye el sistema de misiles antiaéreos sirio desplegado en la Bekaa libanesa y derriba 29 de los 100 aviones caza que Siria envía para protegerlos. El 11 de junio entra en vigor el alto el fuego impuesto por EE.UU., exigido también por la URSS y que Siria firma sin dudar y sin consultarlo siquiera con Arafat. Con la mediación estadounidense, comienza la evacuación de casi 15.000 combatientes y burócratas de la OLP y también de los soldados sirios. Portan su armamento ligero, en señal de capitulación honrosa: los sirios regresan a su país por vía terrestre, y los palestinos son transportados a Chipre, desde donde son dispersados a varios países (Argelia, Yemen, Iraq, Jordania, Sudán). La cúpula de la OLP, con Arafat a la cabeza, establece su nuevo cuartel general en Túnez.

Unos días después, el Parlamento libanés, ante la nueva correlación de fuerzas, elige al cristiano-maronita Bashir Gemayel, sustituyendo a Elias Sarkis, que ha agotado su mandato. Sin embargo, antes de tomar posesión, Gemayel es asesinado por un agente sirio, junto con otras 29 personas que se encontraban en ese momento en el cuartel general de las Falanges Libanesas en Beirut. En venganza por el asesinato, las Falanges Libanesas entraron en los campamentos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila, provocando una masacre civil en la que murieron cientos de personas. Una comisión judicial israelí del más alto nivel –la Comisión Kahan– investigó lo sucedido. Señaló a los cristianos falangistas como autores materiales de las muertes, pero imputaba a Israel una «responsabilidad indirecta» por no haberla evitado al haberse producido los hechos bajo el control militar israelí de la ciudad, veredicto que provocó un hondo impacto en la opinión internacional y en la propia Israel, que destituyó al entonces ministro de Defensa, Ariel Sharon. Sin embargo, a pesar de la enorme repercusión internacional que tuvo este episodio, debe situarse en un contexto donde las matanzas de civiles fueron moneda habitual, antes y después de la presencia israelí, por parte de todos los contendientes en la guerra civil, aunque no gozaron en ningún caso de la misma atención mediática.

En mayo de 1983, Israel y Líbano alcanzaron un acuerdo para la retirada de las tropas israelíes. Sin embargo, el tratado de paz no llegó a ser ratificado y, en marzo de 1984, bajo presión siria, Líbano canceló el acuerdo. Ante el goteo de bajas israelíes y los constantes atentados chiíes (un promedio de 100 al mes), Israel inició su repliegue unilateral y progresivo en 1985, dejando de nuevo la llamada "zona de seguridad" (unos 850 kilómetros cuadrados) en manos del cristiano-libanés (y pro-israelí) Ejército del Sur del Líbano, con una presencia menor de tropas del Tsahal.

Finalmente, en mayo de 2000, Ehud Barak, primer ministro israelí, cumple su promesa electoral de retirar todas sus tropas del sur del Líbano, en cumplimiento de la resolución 425 del Consejo de Seguridad de la ONU. La ONU verificó in situ la retirada israelí al sur de la frontera internacional. Las granjas de Shebaa, un pequeño terreno de 20 kilómetros cuadrados en la falda del monte Hermón que el Tsahal tomó a los sirios en 1967, y que ahora Beirut reclama como propio, le sirvió a Hezbollah (la milicia chií proiraní) como pretexto para mantener su hostigamiento armado contra Israel y para no aceptar la resolución 1559 de la ONU, que la obligaba a desarmarse y dejar el control de la frontera en manos del ejército libanés.

En la actualidad la ONU mantiene fuerzas extranjeras, en labores humanitarias y de paz, en el Líbano. La pobreza y miseria en la que se vio sumida tras la guerra y la posterior postguerra hacen necesarios todo el apoyo económico y político para completar su desarrollo. La fuerza presente actualmente es, la denominada por la ONU, UNIFIL. La base internacional está dirigida por un General español, por ser la fuerza que se encuentra en mayor númeron (de 2000 efectivos, 1100 son españoles, con tan solo la presencia de 57 mujeres).


No hay comentarios:

Publicar un comentario